Con una trayectoria marcada por la vocación misionera y el liderazgo comunitario, la prestigiosa publicación retrata a Robert Francis Prevost como el hombre que podría renovar la Iglesia. 

La elección de un papa estadounidense con nacionalidad peruana parecía improbable. Sin embargo, en mayo de 2025, el cónclave eligió a Robert Prevost, un agustino, misionero en Perú y conocido por su cercanía pastoral. La revistaTime lo consagra en su portada y en un amplio especial.

La imagen del archivo histórico permite ver a un Robert Prevost de niño. El titular dice: 'The Making of the Pope'. La foto nos muestra a Robert (izquierda), Louis y John, con su madre Mildred Prevost en Chicago en 1956.

La edición especial, repasa su biografía, su liderazgo emergente y los desafíos monumentales que enfrenta al asumir el papado en un momento crítico para la Iglesia.

"Desde su nombramiento, Robert Prevost ha captado la atención internacional. Es el primer papa estadounidense, el primer agustino en ocupar el cargo, y un misionero que pasó buena parte de su vida en América Latina. Su elección representa una apertura a nuevos liderazgos en el Vaticano, en medio de tensiones internas, escándalos de abuso, problemas financieros y una creciente desafección en Occidente", reseña Time.

Tras un recorrido por su infancia en Chicago y su formación religiosa, se menciona su relación con el Perú. 

SU CORAZÓN PERUANO
Se destaca que Prevost pasó más de una década en Perú, dejó huella como formador, obispo y referente espiritual. En cada etapa, dice la revista, priorizó el trabajo colectivo, el diálogo con la cultura local y la defensa de los más vulnerables. 

“Tenía una vocación comunitaria real”, señala a Time monseñor Daniel Turley, quien lo conoció en su etapa misionera.

Incluso ya como cardenal, mantuvo sus hábitos simples: comía con sus hermanos agustinos, jugaba tenis y asistía a misa diaria. Desde su elección como papa, ha insistido en la importancia de la escucha, la fraternidad y el papel de las periferias en la vida eclesial.

La revista Time presenta a León XIV como un líder atípico: formado en la sencillez, atento al otro y con la suficiente inteligencia emocional como para navegar los laberintos del Vaticano sin perder el equilibrio. Su elección, aunque sorpresiva, parece responder a un momento donde la Iglesia busca menos dogma y más humanidad.

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