En 1975, la ONU estableció el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. Los motivos eran obvios: sensibilizar a la sociedad sobre la desigualdad de género, visibilizar discriminación y desigualdad, proteger los derechos de las mujeres, etcétera.
Como exponía ayer Mariana Costa en su columna, los últimos años tienen un sinsabor. Se ha perdido parte de la voluntad de cambio, incluso ha surgido oposición a él, lo que en un país que tiene las desigualdades y violencia brutal contra la mujer como el Perú es terrible. María Cecilia Villegas en su columna semanal nos recordaba que se viola a una mujer, adolescente o niña cada 39 minutos. Da escalofríos: 63% de esas violaciones son a menores de edad. En distintos países donde se ha hecho investigación sobre el tema se estima que 80% o más de los casos son perpetrados por personas que la niña o el niño conoce, de su entorno familiar o cercano.
Por eso es indispensable la educación con enfoque de género, a edad temprana. Los entornos familiares no son seguros. Si de verdad se quiere evitar violaciones a menores de edad y el trauma de por vida que ello implica, la niña o el niño tienen que poder reconocer a posibles agresores cuando reciben tocamientos o mensajes de peligro, dentro de su círculo cercano. Es por esa realidad que las escuelas tienen que ser el espacio donde se enseña a niñas y niños a protegerse, y dejar que la educación sexual sea decisión de las familias puede ser una condena para niñas y niños.
El lema ‘Con mis hijos no te metas’ presume que el hogar es seguro para niñas y niños, y la verdad comprobada es que no es un supuesto válido para las víctimas que se acumulan día a día.
La violencia es el campo más duro y traumático para las mujeres, pero no es el único en que enfrentan desventajas. Hay brechas salariales, de educación, de liderazgo en cargos directivos, y una brecha inmensa en lo que son las labores del hogar, y del cuidado de niños, ancianos y personas necesitadas de la familia.
La primera iniciativa que se ha concretado es la creación de Voces Cuidadoras, que reúne a más de 200 mujeres, líderes en sus distintos campos, para alzar la voz cuando se vulneren derechos a una mayor equidad de género. Entre estas Voces Cuidadoras están las de Verónica Zavala, Norma Correa, Katia Condos, Abilia Ramos, Tarcila Rivera, Marianella Ledesma, Leonie Roca, Denisse Dibos, Rosario Fernández, Lorena Sandoval, Jessica Rodríguez, entre muchas otras, de más de 20 regiones del país. Más información en: https://mujerescuidadoras.org/quienes-forman-la-red/
No puedo cerrar sin decir que es una lástima que la primera presidenta mujer del Perú muestre tan poco liderazgo y compromiso, cuando tantas mujeres en el país se han hecho responsables de sacar adelante a sus familias, rompiéndose el lomo trabajando. Merecían mucho más.