Más de 8 millones de mujeres forman parte de la población económicamente activa del Perú. Sin embargo, existen aún brechas salariales, altos niveles de informalidad y una sobrecarga de tareas domésticas no remuneradas. En el marco del Día Internacional de la Mujer, analizamos la situación del mercado laboral peruano.

En el Perú, hay más de 17 millones de mujeres, quienes representan a más de la mitad de la población, según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

Pese a su creciente participación en el mercado laboral, las mujeres siguen enfrentando desigualdades significativas. Una de las más evidentes es la brecha salarial, es decir la diferencia entre lo que gana un hombre frente a lo que gana una mujer por realizar la misma función o labor. Así lo indicó Paola Herrera, economista del Instituto Peruano de Economía (IPE).

“Según el último reporte del INEI, de la Encuesta Permanente de Empleo a nivel nacional, en el 2024, el ingreso promedio de las trabajadoras mujeres ascendió a S/ 1494, mientras que los ingresos de los hombres ascendieron a S/ 1966. Hay una brecha salarial del 24 % que, si bien digamos ha mejorado respecto a la última década, hay todavía avances insuficientes”, mencionó. 

El 45 % de la población económicamente activa en el Perú está conformada por mujeres. Es decir, hay en el territorio nacional 8,230 mujeres que participan en el mercado laboral, pero la gran pregunta es: ¿Tienen un empleo de calidad?

Natalia Manso, especialista en Género de Pacífico Business School, explica que el alto nivel de informalidad y subempleo limita principalmente el acceso a derechos laborales y remuneraciones justas.

"Un desafío que enfrentamos es evitar desaprovechar el talento y el potencial femenino. En el Perú tenemos una gran proporción de la población femenina que ha avanzado mucho en su educación”, también explicó Norma Correa. 

En este sentido, Correa también enfatizó la necesidad de una reactivación económica y social con enfoque de género, donde las políticas públicas se orienten hacia la igualdad de oportunidades, garantizando que el talento y el esfuerzo de las mujeres se traduzcan en un desarrollo económico y social sostenible.

Alcanzar la equidad laboral también exige redistribuir las responsabilidades del hogar, erradicar la violencia y los estereotipos con aliados claves, como los hombres y las instituciones, para construir una sociedad más justa y equitativa.

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