Los huevos de Pascua son uno de los íconos más reconocibles de la Semana Santa, fusionando elementos religiosos, culturales y gastronómicos que han evolucionado a lo largo de los siglos.​ 

El simbolismo del huevo como representación de vida y fertilidad se remonta a civilizaciones antiguas. En culturas paganas, especialmente en festivales germánicos dedicados a la diosa Ostara, los huevos decorados celebraban la llegada de la primavera y el renacimiento de la naturaleza .​ 

Con la expansión del cristianismo, esta simbología fue adoptada para representar la resurrección de Jesucristo. Durante la Edad Media, la Iglesia prohibía el consumo de huevos en Cuaresma, por lo que se cocían y decoraban para ser consumidos en Pascua, marcando el fin del ayuno. 

La tradición de regalar huevos evolucionó con el tiempo. En el siglo XIII, el rey Eduardo I de Inglaterra ordenó decorar 450 huevos con pan de oro para obsequiarlos durante la primavera . Más adelante, los pasteleros comenzaron a elaborar huevos de azúcar y, posteriormente, de chocolate, popularizándose en Europa y América.​

Hoy en día, los huevos de Pascua de chocolate son una delicia con variantes que incluyen rellenos, decoraciones elaboradas y versiones sin azúcar para quienes buscan opciones más saludables. 

Fue el empresario chocolatero inglés Joseph Fry quien produjo los primeros huevos de Pascua de chocolate en 1873, marcando un antes y un después en la forma de celebrar esta fecha.

 

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