Tras perpetrarse el hecho terrorista, el entonces presidente, Alberto Fujimori, convocó a un gabinete de emergencia y designó al ministro de Educación, Domingo Palermo, como representante del Gobierno para las negociaciones.

Todos los 22 de abril, desde 1997, el Perú celebra el aniversario de la emblemática Operación Chavín de Huántar, un evento que redefinió la lucha contra el terrorismo en el país y se posicionó como una de las operaciones de rescate más exitosas a nivel mundial.

En este operativo, que hoy cumple 28 años, se liberaron a 72 rehenes que habían sido secuestrados por el grupo terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), en la residencia del embajador japonés, ubicada en el distrito de San Isidro, en Lima. 

Tras perpetrarse el hecho terrorista, el entonces presidente, Alberto Fujimori, convocó a un gabinete de emergencia y designó al ministro de Educación, Domingo Palermo, como representante del Gobierno para las negociaciones, las cuales se prolongarían por varias semanas y en las que participaron también representantes de la Iglesia Católica y del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

La operación fue meticulosamente planeada por las Fuerzas Armadas (FF.AA.), quienes entrenaron en una réplica de la vivienda. Inspirados en los templos de Chavín de Huántar, los comandos construyeron túneles para irrumpir en el lugar de manera sorpresiva.

A las 3:23 p.m., una explosión marcó el inicio de las acciones de la Operación Chavín de Huántar, seguida por un enfrentamiento que culminó con la eliminación de los 14 terroristas del MRTA, que tenían secuestrada la residencia del embajador de Japón en Lima.

Así fue como 72 rehenes fueron liberados, pero lamentablemente uno de ellos, el magistrado Carlos Giusti, no logró salir con vida debido a una herida de bala mortal en la pierna. 

También cayeron en acción el coronel EP Juan Valer y el capitán EP Raúl Jiménez, cuya memoria es honrada año a año al recordar estos sucesos. La operación marcó el fin del MRTA como organización terrorista activa, convirtiéndose en un símbolo de la capacidad estratégica de los comandos peruanos al lograr alcanzar el objetivo con éxito. 

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